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EL TIEMPO ES ORO

Así dice una frase popular y yo añadiría que el tiempo es aún más valioso que el precioso metal, mucho más.

Hace unos días, me enteré de la repentina muerte de una popular periodista, joven, atractiva, brillante y considerada en su profesión.

Cuando escuchamos este tipo de noticia, nos lleva -por lo menos a mi sí- a pensar detenidamente, a cuestionarnos de pronto nuestra vida. Nos induce a preguntarnos si el corto tiempo del que disponemos en la vida está siendo bien aprovechado.

Realmente, ¿sabemos sacar provecho de nuestra estancia en este mundo?... o quizá, la mayoría de las veces, perdemos las energías y las horas en: juicios, prejuicios, culpas, quejas, pensamientos oscuros y cosas por el estilo hasta que la muerte nos sorprende...

Para mi, aprovechar el tiempo es aprender a cada instante el máximo de cosas. Aprender a ser cada día más auténticos, más conscientes. A saber quienes somos verdaderamente.

Es posible que si nos planteáramos la vida como una carrera universitaria en la que tuviéramos que pagar por curso, probablemente aprenderíamos más y mejor en cada clase diaria.

Pero como es “gratis”,  no nos molestamos en sacar todo el provecho a las lecciones cotidianas. Hay infinidad de cosas que conocer, mucho por experimentar, otro tanto que buscar. La vida nos regala cada día situaciones de las que aprender. Algo muy importe es la convivencia con las personas que comparten camino con nosotros. Esas personas que con su ayuda, consciente o inconscientemente, nos hacen crecer por dentro.

Hoy quiero comprometerme con mi vida, no deseo perderla en cosas banales. Así que a partir de ahora “mi tiempo es oro”, y como tal voy a aprovecharlo bien. ¿En qué?- os preguntaréis- pues por encima de todo,  en ser feliz. Voy en busca de la Felicidad. Esa Felicidad que no depende de las situaciones y cosas externas, Esa que se encuentra dentro de mi, y una vez que me instale dentro de sus limites, en su mansión, abriré bien los ojos y los oídos, para ver y escuchar que pasa afuera. Pero siempre a cubierto en las regiones de la plenitud, la calma y la alegría interna.

Abriré también mis labios y dejaré que de mi garganta escapen frases que sirvan para alentar y quizá orientar a los nuevos buscadores de la mansión de la felicidad.

Poco a poco, abriré también mis brazos para acoger y  compartir con ellos, si así lo quieren, energía de dicha.

Con mi ser integral alojado en la mansión de la felicidad, la comprensión de la vida y de las personas será más fácil, el tiempo será aprovechado, ningún segundo desperdiciado y los pensamientos bien meditados y valiosos.

Los obstáculos y conflictos no me producirán heridas, porque estoy a cubierto, resguardada y segura. Aprenderé, claro, es importante hacerlo, pues así crezco, pero no sangraré, pues no hay herida.

De vez en cuando miraré las antiguas cicatrices y lo haré con respeto y agradecimiento ya que gracias a ellas he sabido encontrar el camino, mi propio camino.

Ya intuyo el lugar donde se encuentra el Hogar de la Felicidad y hacia él me dirijo. Ignoro cuanto tardaré, pero de lo que sí estoy segura, es que llegaré y una vez allí mi vida y mi tiempo se volverán más valiosos que el oro.

¿Quieres acompañarme?...

Gloria Alonso