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SOMOS ENERGÍA DE LUZ

¡Mírate en el espejo! y di ¿qué ves?

-¿un rostro más o menos atractivo

-¿joven o maduro?

-¿serio o alegre?

-¿tenso o con arrugas?

¡En fin, un rostro más! pensarás. Pero la imagen del espejo no es la real, pertenece a tu cuerpo físico, pero no es la tuya de verdad. Es prestada, prestada por la genética de la vida, prestada como el resto de tu cuerpo para que sirva de medio de expresión a tu verdadero Yo.

El Yo que habita dentro de tu cuerpo físico es básicamente de Luz, Luz invisible al ojo humano, igual que el aura de tu contorno formada por todos los colores del espectro. ¡Hay tantas cosas que no podemos ver y existen!...

¿Podemos ver el amor? No, no tiene forma física pero la sentimos y a veces muy intensamente, tanto que hasta duele.

¿Podemos ver el aire? tampoco, pero notamos su caricia o su fuerza en la cara.

¿Podemos ver la energía de la que estamos formados? No, lo que vemos es la envoltura humana, ésta, con el tiempo se desgasta, muere, se deshace.

Pero no sucede igual con la verdadera Energía Interior. Ella nos mantiene con vida mientras tengamos que estar en la Tierra. Y cuando la dejamos, la Luz Interna cambia de “traje” (cuerpo físico) buscando otro nuevo con el que seguir aprendiendo en el plano más denso de vibración que es este, el de la materia.

No es fácil entender y menos ser conscientes de que nuestro verdadero Yo no es el que refleja el espejo, no es el que tocamos, no es el que come o duerme. Nuestro Yo interno, el que no se ve, es el único que es infinito, nunca muere pues el Luz, energía de Luz.

Este cuerpo no lo vemos, pero sí lo sentimos.

¿Cuántas veces hemos oído como una voz interna nos dice sin palabras que algo no está bien?, ¿no es cierto que cuando estamos en una paisaje bonito, disfrutando de él, algo dentro está gozando, como si deseara salir de golpe del centro del pecho?. Y cuando un amigo nos cuenta sus problemas, ¿no te sorprendes tú mismo de las palabras de consuelo, de amor y de sabios razonamientos que salen de tu boca?.

Estos pocos ejemplos que probablemente todos hemos experimentado alguna vez, es la manifestación de nuestro Yo interno. Lo que pasa es que no tenemos conciencia de nuestro día a día, porque si fuésemos más receptivos viviendo el presente con intensidad seguramente sentiríamos como desea salir al exterior más a menudo de lo que la personalidad le permite.

Sería bueno para nosotros tratar de conocer más a nuestro Yo interior, que nos enseñe y que guíe nuestros pasos por la vida. Y sería bueno también para las personas que nos rodean , pues solo El ama sin esperar nada a cambio.

Si todos los Yoes internos  fluyeran al exterior, los dejáramos expresarse y las personalidades egocéntricas que tenemos dejaran un poquito de parlotear y criticar, el mundo cambiaría y los seres humanos seríamos más felices. ¿Lo intentamos?. Pues vamos todos a trabajar para ello.

Gloria