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EL BUDISMO III PARTE

El Noble Óctuple Sendero

La Recta Opinión: Significa entender nuestro Karma (Ley universal de causa a efecto). Es asumir la responsabilidad de todo lo que nos ocurre, sin culpar a los demás [¡algo que se nos da muy bien! ]

Cada uno de nosotros es el dueño de su propia vida, y cada circunstancia que se nos presenta nos deja al menos dos caminos para elegir, dos puertas por abrir, y siempre tenemos el libre albedrío de escoger uno u otro de estos caminos, de abrir una u otra de estas puertas. 

No podemos culpar a nadie de lo que nos pasa, eso es el camino más fácil. Tampoco deberíamos reaccionar ante el dolor y el sufrimiento deprimiéndonos y dejándonos hundir en la tristeza, ni compadecernos pensando que somos los más desgraciados del universo y que a nadie más le pueden ocurrir tantas desgracias como a nosotros. Compadecernos implica que esperamos a cambio que los demás nos compadezcan. El aguantar nuestro dolor con heroísmo, reprimiendo nuestras emociones, tampoco sirve para nada. 

Lo que tenemos que hacer ante la adversidad, es enfrentarnos al dolor, a la desgracia, tratarla como una cómplice en vez de una enemiga, intentando comprender el porqué de ese dolor o de ese sufrimiento, y sobre todo qué lección hemos de aprender de esa experiencia. 

Sólo nos libraremos del sufrimiento cuando seamos capaces de desapegarnos, de desapasionarnos. El dolor y el sufrimiento son nuestro aprendizaje en la escuela de la vida. A través de las experiencias aprendemos y adquirimos conocimiento, que luego se cristalizará en sabiduría. Y si no hemos aprendido la lección recibida, la vida se encargará de ponernos en una situación similar, una y otra vez, hasta que aprendamos. Al igual que un niño en la escuela: si no aprende la lección, tendrá que volver a examinarse. 

La recta opinión es imprescindible para emprender el sendero espiritual. Con ella aprendemos a tener confianza en nosotros mismos, y ello nos da esa independencia y esa certeza que necesitamos para superar todas las barreras que encontramos en el camino.

Por eso es importante no creer en ninguna enseñanza, ni ningún dogma, sea el que sea, ni porque os lo ha enseñado un maestro o un gurú, ni porque os lo ha inculcado desde niños, de manera incondicional porque hace parte de nuestra cultura, ni tampoco porque está escrito en un Libro Sagrado, cualquiera que sea. Lo importante es experimentar por uno mismo. Es investigar. Es buscar la Verdad, y poco a poco, aprender a discernir la Verdad de la no-Verdad.

La Recta Intención: Es consecuencia directa de la Recta Opinión.

Si tomamos como Verdades unas no-Verdades, emitiremos un juicio erróneo y de allí, tomaremos decisiones erróneas y actuaremos de forma equivocada.

Solo podemos tener una actitud justa cuando seamos capaces de evitar y, por consiguiente, de eliminar el sufrimiento. 

¿Cómo?: Evitando y eliminando el deseo que es él que nos causa el sufrimiento, y que surge cuando algo nos falta o algo queremos. Si algo no tenemos y lo deseamos, nos causa dolor y frustración; luego vienen la pena, la tristeza, la envidia, los celos, etc. Lo mismo nos ocurre cuando al haber realizado nuestro deseo, al haber conseguido el objeto de nuestro deseo, empezamos a experimentar el miedo a perder lo que hemos conseguido, y eso también provoca sufrimiento.

El sufrimiento es común a todos nosotros, no sólo a los seres humanos, sino también, en grados distintos, a los animales.

La recta intención significa que tenemos que estar en alerta percepción en cada momento, evitando y apartando los deseos de nuestros pensamientos, tratando de actuar con amor y compasión. Es nuestra capacidad de generar Karma (positivo en este caso) cambiando esas actitudes mentales por medio del autoconocimiento y la mirada hacía adentro. Las intenciones surgen con cada acción y cada reacción. Si queremos vivir en paz con nosotros mismos y con el resto del universo, tenemos que generar Karma positivo, a través de las intenciones, cuando éstas nacen del amor.

¡Pero cuidado! Es muy sutil la frontera entre la recta intención y el pensamiento basado en intereses personales: Actuar con amor o actuar calculando lo que esa acción futura nos generará.


Rudrâni