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LA ESCRITURA EN EL ANTIGUO EGIPTO "PALABRA DEL DIOS" El carácter sagrado y mágico de los ideogramas egipcios es una particularidad que no ha repetido ningún otro pueblo de la Antigüedad. Los egipcios los llamaban Medu Necher, que viene a querer decir “Palabras (venidas) del Dios”; una prueba clara del origen cósmico de su escritura.
Esta cosmogonía, escrita sobre milenarios papiros y archivada en las bibliotecas sagradas de los templos de Egipto, fuera de las miradas indiscretas de los no iniciados, confería una carácter especialmente sagrado a la escritura. Curiosamente, este rasgo fue parcialmente entendido miles de años después por los griegos, quienes denominaron a la escritura que empleaban los egipcios con el término “jeroglífica”. Las palabras “hierós” y “glifos” hacían alusión, de una manera muy literal, al sentido sagrado que se suponía en la escritura de los egipcios y a una forma muy determinada de realizarla: se pensaba erróneamente que es decir piedra y madera. Fue Clemente de Alejandría (150-215 d. de C.) quien en sus Stromatai mencionó este término por primera vez. El comienzo de la escritura jeroglífica hunde sus raíces tras el denso velo que cubre de misterios el origen de esta civilización. A raíz de los últimos hallazgos arqueológicos, los investigadores sospechan que los primeros destellos de la presencia de la escritura se debían a breves transacciones comerciales por las cuales algunos productos eran etiquetados de una forma muy simple con unos pocos signos empleados como referencia, ya a finales del Cuarto Milenio antes de nuestra Era. Sin embargo, y he ahí el misterio, todavía nadie ha podido explicar cómo pudieron los antiguos egipcios en muy pocas generaciones elaborar un complicadísimo y completísimo sistema de escritura; sistema que, por cierto, salvo mínimas modificaciones se mantuvo vigente durante casi 4.000 años. Nacho Ares
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