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LA HISTORIA DE LA MASONERÍA

Nadie sabe a ciencia cierta cuándo y dónde se inició la masonería. La tradición afirma que la antigua masonería se inició en Egipto, entre los maestros y arquitectos que dirigían la construcción de las grandes Pirámides. Otros ubican sus orígenes en Israel, en la época en que los judíos construían el Templo de Salomón, dado el recurrente simbolismo alusivo en las logias actuales. El primer indicio de su existencia, sin embargo, aparece en el siglo XIII, cuando grupo de albañiles (en francés, maçons ) que querían emanciparse de la tutela de los frailes, en especial los benedictinos, constituyeron gremios que llegaron a monopolizar la construcción. Para conservar los secretos y las técnicas del gótico instituyeron tres grados: aprendiz, compañero y maestro e implantaron ceremonias de iniciación y de fidelidad. 

A principios del siglo XIV algunos maestros alemanes viajaron a Inglaterra a construir catedrales, pero los aprendices ingleses que trabajaban con ellos organizaron talleres propios y de este modo redactaron la primera ley masónica (La Constitución de York) y la Orden de la Fraternidad de los Libres Masones. Cien años más tarde se importó a las islas británicas el estilo renacentista italiano, por cuya causa los talleres masónicos, dedicados exclusivamente al gótico, estuvieron a punto de desintegrarse. Sin embargo, deseosos de conservar su organización, estos grupos admitieron gente rica e influyente bajo la denominación de hermanos patronos, por lo cual cambió el nombre a Fraternidad de los Masones Libres y los Aceptados. En el siglo XVIII varios intelectuales y científicos crearon una orden identificada con una rosa y una cruz (rosacruces), que incorporó principios del agnosticismo, judaísmo y maniqueísmo, popularizaron los símbolos de la escuadra y el compás, practicaron la alquimia y la teosofía. El 24 de junio de 1717 se fusionaron las cuatro logias de la Fraternidad con la Sociedad de Alquimistas Rosacrucianos. Al conjunto se le llamó Gran Logia de Inglaterra y se adoptó el nombre de francmasonería ( de franç , que quiere decir "libre"). En 1786 Federico de Prusia reorganizó las órdenes masónicas, las reunificó, reglamentó su funcionamiento, su liturgia y estructuró sus grados. Desde esas fechas la fraternidad, dividida en diversos ritos como el escocés, el newyorkino, el francés, el egipcio, el templario y el nacional mexicano, se ha extendido por los 5 continentes y actualmente se encuentra presente en más de 200 países, agrupando entre sus filas a varias decenas de millones de masones.



La Masonería en el Antiguo Egipto.


En la religión del Antiguo Egipto no se tenía ni siquiera en mente la idea de la salvación de la propia alma, ni tampoco tenían temores, mas que al mal y a sus posibles consecuencias. Ni siquiera la muerte era considerada como algo temido, sino que era esperada con paciencia y gran seguridad para seguir el proceso de vida después de aquella. Y su principal deseo no era buscar su propia salvación, sino avanzar en la escala evolutiva para lograr el desarrollo que de ellos esperaba Dios. Para algunos, esta religión ha sido una de las más espléndidas que ha conocido la humanidad, en la que participaban todos por igual, desde el Faraón hasta el esclavo. 

El culto en ella era manifestado por grandiosas procesiones a lo largo del Nilo, llenas de vivos colores, despertando la devoción de los fieles que en ellas participaban, en honor a sus dioses Osiris, Isis y Horus. Pero más allá de todas estas manifestaciones, aquellos que sentían la Religión como algo propio y lo vivían con verdadera intensidad, estimaban grandemente el pertenecer a una Logia de los Sagrados Misterios, de donde sobrevive a nuestros días la Masonería y sus rituales. En la Religión Egipcia se tenía la misma idea de difundir la energía por entre la gente, requiriendo por sus métodos de un gran numero de fieles, los cuales debían de participar con devoción en ello, lo cual hacía muy difícil realizarlo de manera adecuada. Pero cuando así se llevaba a cabo, el resultado era muy eficaz. Para poder efectuar dicha tarea, se requería la instalación de algunas Grandes Logias distribuidas en el territorio, cuya misión era inundar al Reino de la Luz Oculta; y a las cuales estaban subordinadas Logias ordinarias, que se consideraban preparatorias para ingresar a una Gran Logia. Así como la Religión, el Gobierno de Egipto estaba dirigido por la Organización de los Misterios. Dividido el Territorio en 42 distritos, cada uno de ellos era gobernado por el Maestro de la principal Logia establecida en dicho Territorio. Todos los 42 Gobernadores constituían a su vez una Gran Logia, con punto de reunión en Memphis, y que era presidida como Gran Maestro por el Rey. Esta Gran Logia era el organismo ante el cual el Rey daba informes de sus actividades y tomaba consejo de las decisiones del reino, ya que si bien su poder era casi absoluto, tomaban la prudencia de tomar el consejo de los Gobernadores en situaciones graves. De esta manera, la vida política del reino estaba influida por la Organización de los Misterios. Además, existían en Egipto 3 Grandes Logias, con un ritual distinto a aquella formada por los Gobernadores, y en las cuales el número de integrantes estaba estrictamente limitado a 40, todos los cuales tenían una función específica y necesaria en la celebración del ritual. Cada miembro de esta Logia tenía una cualidad específica, tal como Caballero del Amor, por ejemplo, de tal manera que las 40 cualidades formaban el carácter del hombre perfecto, a través del cual se podía derramar la Luz Oculta por todo el reino. Debido a la importancia de cada uno de los miembros de las Grandes Logias en la representación de este hombre, los que tomaban esta misión eran seleccionados entre aquellos que eran capaces de olvidarse de sí mismos y trabajar por la Logia. De esta suerte, el poder moral que tenían las Grandes Logias en el reino era enorme, y la más mínima falta de atención en su misión por parte de cualquiera de los 40 integrantes hubiera significado su fracaso. De esta dependencia mutua entre todos los que formaban parte en dichos trabajos, tal vez sobreviva hasta hoy la regla de que dos hermanos no pueden ceñirse el mandil mientras haya entre ellos alguna diferencia. Las tres Grandes Logias practicaban un ritual llamado La Construcción del Templo de Amén. Durante varios miles de años este ritual fue observado estrictamente y Egipto floreció como una gran nación. Distribuidas por el resto del territorio se encontraban una gran cantidad de Logias ordinarias, cuya misión era la de llevar la educación a sus miembros y prepararlos para mayores tareas, proporcionando un sistema definido de cultura y educación. Habiendo pasado por los distintos grados, llegaban a adquirir un conjunto de conocimientos y sabiduría tal que llegaban ser lo que hoy llamamos personas cultas.